Crítica de "La cena de los malditos", dirigida por Marta Gutiérrez

LA CENA DE LOS MALDITOS: UN ROCAMBOLESCO DINNER-SHOW

El Teatro Bo·Devil reabre sus puertas para traernos el que será el más descabellado y pintoresco de sus espectáculos: una ceremonia maldita desbordante de originalidad, lujuria y talento. | Por Diana Payar.
¿Puedes sentirte vivo cuando has muerto? ¿Existe el amor y la belleza después de la muerte? ¿Se puede saborear, cantar o bailar después de morir? Durante una noche, la respuesta a estas preguntas es afirmativa gracias al dinner-show más rocambolesco de Madrid. Y es que, el sólo hecho de entrar en este teatro tan pintoresco supone, en primer lugar, despojarse de los prejuicios. La sensualidad, el erotismo, la inmoralidad y el disparate en su mayor esplendor se respiran por cada centímetro de la sala. En segundo lugar, es un contrato ya firmado despertar los cinco sentidos de un largo letargo antes de tomar asiento.
El espectáculo zombie, capaz de reinventarse cada noche con números distintos, trae consigo una trama singular y las sensacionales actuaciones de una sala de variedades que se precie.

Si algo no falta cada noche en el Teatro Bo·Devil son las sorpresas: como la canción interpretada por Adam Jezierski, que aún teñida de comicidad, nos dejó a todos pletóricos; el romántico Gabriel, Sara y su torrente de voz; las siamesas capaces de estirarse como goma de mascar, el gimnasta que hace cosas que no creías posibles para el cuerpo humano, los actores y camareros con habilidades muy poco habituales, los acróbatas sobrevolando la platea, etc hacen de «La cena de los malditos» un espectáculo que despierta las emociones y las lleva a su extremo más demente y oscuro.
Y por supuesto, no nos olvidemos de Madamme Dissolue, magnífica. Beatriz Ros interpreta a la maestra de ceremonias del teatro. Sin duda un acierto, por su excelente actuación, su fuerza y su capacidad de improvisación. Además, los amantes de la buena música, no podrán evitar salir fascinados tras disfrutar de la banda en vivo colocada sobre el escenario, que adereza cada segundo de la obra.
Pero la guinda que hace que este incesante conglomerado de emociones llegue a su clímax se coloca sobre las ocho exquisiteces del chef Carlos Aceves. Una serie de platos que van desfilando a medida que avanza la obra, y que llevarían al mismísimo paraíso a cualquier paladar.
Un espectáculo innovador, creativo y muy emocionante, recomendable para cualquiera al que le guste disfrutar de una buena cena, actuaciones y música en vivo. Si de algo no cabe duda es de que «La cena de los malditos» rompe todos los límites y…¡por eso nos encanta!
:: “La Cena de los Malditos”, dirigida por Marta Gutiérrez, se representa en el Teatro Bodevil (C/General Orgaz,17. Metro: Estrecho), de miércoles a sábado a las 21:30. Precio: 15€ (Entrada Show Experience: espectáculo + copa), 45€ (Entrada Dinner Experience: cena + espectáculo) o 52,50€ (Entrada Night Experience: cena + espectáculo + copa) . Más información: www.teatrobodevil.es

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Crítica de "La cena de los malditos", dirigida por Marta Gutiérrez

Cita con… Angy

«EN LA TELE SOY YO MISMA. NO HAGO UN PAPEL, Y AHÍ SÍ QUE ME LA JUEGO»

Entre los malditos, y tras disfrutar de su torrente de voz, charlamos con Angy Fernández, el personaje más “puro” del Teatro Bo.Devil. | Por Diana Payar y Raquel Jaro.

Después de verla en “Pequeños Gigantes”, la ex-concursante y ganadora de “Tu cara me suena” no nos deja indiferentes. Esta vez se convierte en Sara, una comensal más de esta cena con los malditos. Lo que no sabe en un principio, es que nunca saldrá de ella. Como una pequeña similitud con su vida, casi sin proponérselo, destacará más que cualquier otro en el show, pasando a ser una de las atracciones principales del espectáculo.

¿De qué es testigo el espectador cuando ve “La cena de los malditos”?

La verdad es que yo creo que es bastante entretenido, porque a parte de música en directo, que eso se agradece siempre la verdad y el sitio, que es espectacular. Yo cuando lo vi la primera vez me encantó, dije “no es un teatro al uso, de estar sentado y súper callado”. Lo bueno es que como tienes cena y es un sitio grande, puedes estar un poco a tu bola. Pero la verdad que yo creo que más que estar a tu bola, vas a estar atento sobre todo a los acróbatas, que son una pasada. Yo cada vez que los veo ensayar alucino, lo hacen increíble. Luego los camareros, que son la risa. Los bailes, muy entretenidos; las canciones, que la gente las va a conocer, y eso también ayuda, yo creo. Y bueno…luego ya nosotros somos parte de la historia, que llevamos un poco el hilo conductor; aunque realmente yo no lo llevo, lo lleva la madame, que tiene un papelazo y nos va a entretener a todos mucho.

¿Cómo definirías a tu personaje?

El personaje que tengo se basa mucho en mí. Yo me acuerdo cuando leí el guión que había un par de cosas que ponía “soy cantante, soy famosa” y dije “¡quitad esto por favor!” (ríe). Teóricamente yo vengo a ver la cena, me apetece y porque me han hablado muy bien del espectáculo, entonces, a partir de ahí se va a ir introduciendo Gabriel en mi historia, que es el que esta aquí más maldito. Empieza a cantar y yo me voy encandilando de él, hay una chispa ahí, hay algo, hay un pasado, es como una reencarnación, es un poco así como siniestro. Lo mío: vengo a ver la cena y voy evolucionando más y más, me voy introduciendo en lo maldito sin llegar a ser maldita, o sí, ¿quién sabe?.

Hablando de malditos y maldiciones…si estuvieras condenada a hacer una sola cosa durante el resto de tu vida, ¿cuál sería?
Estar encima de un escenario.

¿Cantando o actuando?

¡Las dos cosas! (ríe a carcajadas). Joe, es que es muy difícil elegir. Si puedo quedarme con las dos cosas…musicales, por ejemplo. Me quedaría con las dos, las dos cosas me gustan, me pasaría mi vida haciendo musicales.

¿Desde cuándo cantas?
¿En mi vida? Pues ahora mismo es que no canto mucho. Bueno, aquí sí (ríe). Desde hace tiempo no canto mis canciones. Más lo que me dan, o programas y eso, pero bueno.
¿Qué tal tu reencuentro con Adam después de tanto tiempo desde el final de FoQ?
¡Ah, muy bueno! La verdad que yo cuando me dijeron que era Adam (sonríe). De hecho, el personaje tenía que ser un enano de verdad, y claro, me dijeron: “si no es un enano, habíamos pensado en Adam” y yo dije “hombre, ¡enano es!” (ríe a carcajadas). No es tan bajito al lado mío, pero es bajito. Me puse tan contenta cuando me enteré de que estábamos juntos en esto, porque es uno de mis mejores amigos. He compartido con él cosas tan bonitas… La verdad que volver a estar juntos es un alivio para mí.

¿Qué te aporta el teatro que no te aporta la televisión?
Hombre, el teatro es más personal. Estar cada día con un público delante, que bueno, claro que te va a juzgar, pero la televisión la veo de otra forma, supone muchísima más gente. Tú en el teatro tienes la posibilidad de ir evolucionando cada día, cada día te vas amoldando más; aprendes mucho en ese sentido. Luego en la tele, si estoy en un programa, soy yo misma. No hago un papel, y ahí sí que me la juego. Dependo de las palabras que diga. Por ejemplo, ahora siendo jurado tengo que tener mucho cuidado, son niños, ¿la gente qué va a pensar? Es que la tele realmente te expone mucho.
¿Y al revés? ¿Qué te gusta mas de la televisión?
Es que lo bueno y lo malo es que te ve mucha gente. Eso te ayuda a que puedas seguir trabajando en esto, es muy bueno para promocionarte. A parte, a mí me encanta el ritmo de la tele, me encanta tener a cámaras delante, me encanta que venga un regidor que te controla y te diga “venga, ahora tienes esto, ahora esto…”, a mí me encanta ese ritmo. Y también el público, que en la tele está muy entregado. No sé, sabes que ese público siempre va a estar entregado. En el teatro siempre tienes ese miedo, ese ¿quién sabe? Si no les gusta, no van a aplaudirte mucho.
“Torrente 5” ha sido uno de los grandes estrenos en España, nada más y nada menos que número uno en taquilla, ¿cuál crees que es el secreto?
Pues el secreto es que, a parte de llevar 5 (ríe) yo creo que Santiago sabe muy bien lo que hace. El público español busca cosas buenas. Torrente no es malo, o sea, quiero decir, el producto de “Torrente” está muy currado. Los cámaras que hay, la banda sonora…todo está muy cuidado. Lo que pasa es que el personaje de Torrente y el guión son para que el público se ría, se descojone de España y un poco de nuestras cosas malas, las que tenemos aquí. Yo creo que eso está bien, creo que esa es la clave, que es bastante sincero en ese sentido, y también muy casposo. A la gente le apetece ir al cine a reírse. Luego tienes “Ocho apellidos vascos”. Su clave yo creo que ha sido el rollo de vascos con andaluces, que es gracioso. Yo creo que es verdad, que hay ese prejuicio; que a mi no me mola nada, por cierto. Yo es que soy mallorquina. No soy catalana pero sí que tengo gente y amigos que se quieren independizar y tal, y yo pues estoy ahí, que ni me va ni me viene. Somos todos un país y ya está. Mola que tengamos muchos idiomas. Está bien reírse un poco de eso, como de las costumbre de España. Yo creo que ha sido esa la clave.
Y tú, como mujer, ¿qué piensas de los hombres como Torrente?
Uf…¡qué asco! (ríe) Es que es eso, a mi me produce asco. Yo antes de conocer a Santiago he ido a ver todas las pelis, entonces claro, quieras que no, te da asco. Yo he estado en el cine con mis amigos viendo “Torrente” y he dicho “¡qué puto asco de tío!”, Santiago quiere que veamos eso. Luego tú ves a Santiago y es un tío súper higiénico, huele súper bien; quiero decir, no tiene nada que ver con Torrente, que ya le ves.
¿Cómo ha sido tu experiencia en el musical “Hoy no me puedo levantar”?
Pues muy buena, la verdad. Sólo hemos estado ocho meses…¡qué penita!. Íbamos a hacer otra temporada, pero no ha podido ser y la verdad que ha sido triste porque ahí era…me lo pasaba tan bien…y era tan feliz… Eso de levantar un musical, de los primeros que había aquí en Madrid, que me acuerdo de él cuando tenía 16 años… Haber podido formar parte de eso es llevarme la mejor parte.
Y ahora, ¿tienes algún nuevo proyecto en mente?
Cuando he empezado a ensayar esto me ha salido otra obra teatral, que aún estoy en ello. Yo lo que pensé fue: “¿qué hago? Esto me gusta, pero es que me ha salido otra cosa que también me gusta…”. Por eso cogimos a otra chica, por si acaso yo no podía estar, porque yo no quiero joderles a ellos si de repente me tengo que ir ¿sabes? Por ahora no sé qué hacer, estoy ahí ahí, pero bueno.
Bueno y por último, tú que estás ahí, cuéntanos, ¿qué te parece el éxito que está teniendo “Pequeños gigantes”?
Pues estoy súper contenta, bueno, están todos súper contentos. Es que ahora lo de los niños, el rollo ese gusta tanto…son todos tan inocentes y tan bonitos que joe…yo lo he disfrutado tanto…Es el éxito de los niños, el éxito total. Y no sólo eso, sino también el formato. Yo creo que está muy bien no sólo que canten, sino que bailen. Y bueno los niños pequeños es que ya te meas (ríe a carcajadas).

:: «La cena de los malditos» podrá verse desde el 8 de octubre, de miércoles a sábado a las 21:30h en el Teatro Bo·Devil (C/ General Orgaz, 17). Ve y disfruta de la propuesta de ocio y cultura más innovadora y arriesgada de cuantas hayas visto. ENTRADAS DISPONIBLES EN: www.teatrobodevil.es y www.entradas.com.

Cita con… Angy

El Teatro Bo·Devil reabre sus puertas con el show "La cena de los malditos"

“LA CENA DE LOS MALDITOS” LLEGA AL TEATRO BODEVIL

El Teatro Bo·devil, en pleno centro de Madrid y con una historia de más de 70 años, reabre sus puertas para acoger un show en el que tienen cabida “lo mundano y lo elevado, el lujo teñido de provocación”. Escrita y dirigida por Marta Gutiérrez, y bajo la producción de Víctor Fernández, “La cena de los malditos”, que cuenta con las actuaciones de Angy y Adam Jezierski, supondrá el renacer tanto de este espacio escénico como del espíritu del vaudeville. | Por Raquel Jaro.

Los malditos son los proscritos, los hijos de los suburbios del París del siglo XXVIII y del Nueva York del siglo XIX. En el vaudeville lo grotesco y la belleza, los bajos fondos y las altas cunas, se mezclaban y divertían juntos; era una explosión de erotismo y desenfreno, un lugar donde lo diferente y extraño se valoraba y respetaba. El siglo XX trajo el brillo de los flashes y convirtió la fama y las fiestas solo en sinónimo de glamour, desterrando a estos personajes tan singulares como sensuales a las sombras de la sociedad y la cultura.
Un espectáculo rebosante de talento, un hilo argumental de lo más original, grandes voces, interpretaciones sobrecogedoras y un sin fin de números de lo más variados, que son acogidos por un espacio privilegiado como el Teatro Bodevil de Madrid. ¿Y si dijéramos que además todo esto se puede disfrutar mientras se degusta una exquisita cena? Así es “La Cena de los Malditos”, la propuesta teatral que rompe todos los esquemas.
“La cena de los malditos”, como todo espectáculo de variedades que se precie, cuenta con una maestra de ceremonias que guiará al espectador a través de este oscuro show, aunque vestido de vistosidad, con sus lentejuelas y sus plumas, que es el vaudeville. Madame Dissolue, interpretada por una grande del musical como Beatriz Ros, será la excepcional anfitriona y nuestra guía a lo largo del espectáculo y estará acompañada por su fiel compañero y lacayo, Notario, conocido en el vodevil americano como “General Tom Thumb”, interpretado por el popular actor Adam Jekierski.
La obra es una invitación a disfrutar de un espectáculo protagonizado por los “malditos”, artistas que han quedado condenados a representar los mismos números cada noche, a lo largo de los siglos, hasta el fin de los tiempos, en esta cápsula temporal en la que se convierte el Teatro Bodevil. Pero esta no será una noche más, “La cena de los malditos” nos presenta a Sara, interpretada por Angy (cuya alternante es la también talentosa Mey, que supone toda una revelación), una joven de nuestro tiempo que queda prendada por la voz de Gabriel, interpretado por Litus, y juntos nos regalaran una excepcional combinación de vocal.
Este hilo argumental se verá aderezado por un sin fin de números en los que acróbatas, bailarines y todo tipo de talentosos artistas que dan vida a extravagantes personajes, se fundirán con la vistosidad de la utilería y la escenografía de este bellísimo teatro, destacando asimismo los impresionantes figurines de Chaumen. Además, aquellos espectadores que así lo quieran podrán disfrutar también de un exquisito menú elaborado por un chef de la talla de Carlos Aceves.
¿Es teatro? ¿Es un musical? ¿Un cabaret? ¿Un show de acrobacia? ¿Un restaurante? Es “La Cena de los Malditos”, un espectáculo único en el que “lo terrenal se mezcla con el más elevado de los sentimientos, el amor”. Una combinación de talentos y una explosión de vitalidad que constituye una original alternativa de ocio. “La Cena de los Malditos”, sin duda, promete.

:: “La Cena de los Malditos”, dirigida por Marta Gutiérrez, se representa en el Teatro Bodevil (C/General Orgaz,17. Metro: Estecho), de miércoles a sábado a las 21:30. Precio: 15€ (Entrada Show Experience: espectáculo + copa), 45€ (Entrada Dinner Experience: cena + espectáculo) o 52,50€ (Entrada Night Experience: cena + espectáculo + copa) . Más información: www.teatrobodevil.es
El Teatro Bo·Devil reabre sus puertas con el show "La cena de los malditos"